15 de septiembre de 2011

Una competencia brutal

El filial del SAB Torrelavega ha armado este verano una de las plantillas más largas y competitivas de la Primera División. La presencia de al menos doce jugadores en el plantel asegura una sana rivalidad interna, lo que en principio debería traducirse en una mayor exigencia personal y, seguramente, en un incremento de las prestaciones colectivas. No todo son ventajas, porque al elevar el número de comensales se reduce la porción de pastel para cada uno de los convidados, de modo que en este aspecto cobrará especial relevancia la labor del chef de cocina, Amador Díaz, que además de combinar convenientemente los ingredientes, deberá manejar con tiento el reparto de las raciones.

En el apartado de las incógnitas se encuentra la readaptación a la categoría de dos de los miembros más emblemáticos del club, Alberto de la Guerra y Javier Iturregui. Después de una durísima temporada en lo personal y en lo colectivo, los dos jugadores locales deberán encontrar su rol en el equipo, que por lo visto hasta ahora, se presume francamente distinto. En el caso del Man of the War (como se le denominó en la final four alevín de 2010), la competencia será brutal, ya que hasta cuatro hombres luchan por la titularidad de la batuta del equipo, y uno de ellos, el santanderino Pablo Torralbo, con el interés lógico por parte del club para que progrese en pro del conjunto de Liga EBA.

Peligro: francotiradores

Lo que no deja ninguna duda es la nómina de tiradores del perímetro sabista. A los dos jugadores ya mencionados, de conocida eficacia desde los 6'25, habría que añadir los nombres de Álex González y Samu San Emeterio, sin olvidar la efectividad en la larga distancia de Álvaro Fernández (Basu) y Chuchi Samperio. No se podrán quejar de espacios, por lo tanto, los postes torrelaveguistas, entre los cuales concitamos la atención sobre el último en llegar, Unai Bereziartua (CB Tabirako), capaz de anular el pasado sábado al mismísimo Jorge León. Si su nivel medio de prestaciones es similar al expresado en el Pachín, el jugador vasco tendrá abiertas de par en par las puertas de la Liga EBA.

Al mando de este ramillete de jugadores estará Amador Díaz, un técnico que en sus escasas cinco temporadas en el mundo de los banquillos ha demostrado una especial habilidad para sacar el máximo provecho a sus escuadras. En la mente de todos, la fugaz etapa al frente del equipo de Chisco Marañón, a quien la reciente conquista de la Copa Cantabria no le sirvió para mantenerse en el puesto. Las interpretaciones pueden ser diversas, pero el mensaje que percibimos es el siguiente: el club antepone los jugadores a los títulos, o dicho de otra forma, el objetivo prioritario del filial es modelar futuros EBA. Eso sí, si la liga o la copa pasan por delante, seguro que no las desestimarán.


MARIO TAMAYO CASTAÑEDA | www.algosemueve.org