26 de octubre de 2011

Un proyecto modesto

El CD La Paz afronta su primera experiencia en una categoría nacional después de siete temporadas de abrumador dominio sobre la Primera División. Tras renunciar al ascenso en verano de 2008 por motivos económicos, el club amarillo desembarca en la Liga EBA en su segunda tentativa, con una filosofía basada en el amateurismo y unas marcadas limitaciones presupuestarias. Así pues, además de la dificultad que siempre entraña el debut en una categoría, los torrelaveguenses tendrán que hacer frente a la enorme desventaja que supone el hecho de competir con equipos que superan ampliamente sus recursos económicos.

Los amarillos mantienen a los dos jugadores más emblemáticos de la plantilla y principales artífices de los éxitos de la última década. A sus cuarenta años, Raúl Respuela (1972) volverá a convertirse en la principal referencia interior del conjunto torrelaveguense, que contará con Paco Masa alternando las posiciones de tres y cuatro, en función de las necesidades de cada choque. Ambos, acostumbrados a marcar diferencias sin necesidad siquiera de aproximarse a sus máximas posibilidades, deberán adaptarse al ritmo competitivo que exige la Liga EBA, categoría a la que retornan tras muchos años de ausencia.


Los principales refuerzos del equipo proceden de la Primera División. El pielaguista Luis Alberto Riancho y el solarista Juan Arnaiz derrocharán hasta la última gota de sudor (por no decir de sangre) en beneficio del equipo y el ucebista Adrián Saro será el encargado de aportar la chispa y la improvisación necesarias en cualquier escuadra. Los tres jugadores cargan a sus espaldas experiencia en la categoría, pero solo el último de ellos de manera reciente. En el caso del base Rafa Castillo y del pívot Dani Galán las dificultades estribarán en sus periodos (breve y prolongado respectivamente) de inactividad.

A juzgar por lo visto a lo largo de la pretemporada, el técnico Pablo Chico apostará por un ritmo de partido pausado, en el que cobrará una importancia fundamental la labor de control de sus directores de juego. Los amarillos multiplicarán sus opciones de victoria (como suele ser habitual) en los finales igualados, para lo cual deberán realizar un ejercicio de máxima concentración durante los cuarenta minutos de juego. Si no lo hacen, sufrirán los rigores de una categoría exigente y lo pagarán muy caro. Los cuatro primeros encuentros de liga serán determinantes en sus aspiraciones de permanencia.


MARIO TAMAYO CASTAÑEDA | www.algosemueve.org
Fotografía | Federación Cántabra de Baloncesto