12 de noviembre de 2013

La de arena

Apuntes del Pas Piélagos 59-69 CB Santurtzi

Cara y cruz:  Cada cuarto fue un auténtico terremoto, rocambolesco, de difícil descripción; desacierto general de cara al aro y un tono de baloncesto gris que se aleja de la imagen dejada por el conjunto pasista en la época estival. En uno de sus picos de rendimiento, los locales marcaron las primeras diferencias en el primer periodo para después ser sacudidos por un conjunto vizcaíno que se retiraba al descanso con siete puntos a su favor (24-31). Tras la pantina, con el quinteto SUPRA en cancha (Jaime García, David García Peña, Miguel Ángel Blanco, Juan Arnaiz y Fernando Herrero) y las defensas alternativas como bandera, se equilibraron los bandos para recibir el último acto con el marcador en tablas (44-44). Hasta aquí duró la reacción azulona, que se desquició ante el postrero acierto vasco desde la línea de 6'75 metros en apenas cinco minutos de inspiración (50-60). Punto, set y partido.

El dúo dinámico:  El jugador más pequeño en pista, Jon Betolaza (alrededor del 1'75 metros con zapatillas), fue la mano que meció el partido a su antojo. El base de apenas 20 años, un clásico en las selecciones vizcaínas de categorías de formación, declinó el envite gracias a una endiabla velocidad de dribbling que le permitía encontrar una y otra vez la solución propicia, a pesar de los hercúleos esfuerzos de Quique Rivas. El complemento perfecto fue Iñaki Muñoz, quien martilleó el aro renedano en los momentos clave del partido tras errar durante los tres cuartos anteriores. Hasta 16 intentos triples llevaron su firma para encestar los tres últimos de manera consecutiva cuando quemaba el balón. Esta pareja se bastó (y se sobró) para noquear a los pasistas y dinamizó las virtudes de un conjunto limitado, que rescató un meritorio y plausible triunfo en tierras cántabras.


Síntomas del paciente:  El atasco ante las defensas zonales del cuadro visitante transformó paulatinamente la ofensiva pasista en un desacertado concurso de triples (4 de 30). Los errores en ataque no encontraron el contrapunto en la defensa, timorata en situaciones de juego con el cuatro rival abierto (Iván González pudo lanzar con demasiado comodidad), con el añadido lastre del rebote para desesperación de los técnicos. Además, la peligrosa tendencia de Fernando Herrero a cometer faltas personales con rapidez lastró la producción del cinco. Todo no fue negativo: al rescate del equipo acudió el capitán Arnaiz, con un despliegue de fundamentos propios de un superhéroe, y degustamos una versión de gama alta de David García Peña y Jaime García. Jesús Cotera sigue acumulando minutos en sus piernas, lo que junto a la recuperación física plena de Miguel Ángel Blanco propiciará una innegable mejoría. Subrayar que el equipo mostró pundonor, sacó fuerzas ante el desaliento y bregó hasta la bocina final en una clara muestra de orgullo, orgullo pasista. Fotografía | David Cuesta


JOSÉ ÁNGEL DURÁN AGUIRRE | www.algosemueve.org