18 de diciembre de 2015

Licencia para hacer el ridículo


Ha dado mucho que hablar la recta final del partido de Euroliga entre el Darüşşafaka SK y el Maccabi Tel Aviv, en la que los israelíes han buscado la prórroga de manera desesperada para enjugar los 11 puntos de diferencia de la primera vuelta. El resultado ha sido una sucesión de errores premeditados desde la línea de personal y la constatación del desconocimiento de los entrenadores y jugadores profesionales de las normas que regulan el deporte del que viven. Vamos con algunas de las más útiles y jugosas:

1) Resulta sorprendente cómo los jugadores de uno y otro equipo hacen un esfuerzo titánico para que sus tiros libres toquen el aro. A este respecto, conviene recordar dos cuestiones: la primera, que el reglamento no impide que los jugadores fallen de manera intencionada sus lanzamientos desde la personal; y segundo, que tampoco merece ninguna sanción en forma de técnica que no toquen el aro. En el caso que nos ocupa, hubiera bastado con dejarlos cortos para cumplir con el objetivo de marrarlos.

2) Para ahorrarse el mal trago de tirar a fallar, bastaría con que el lanzador (no los reboteadores) hubiera cometido una violación para anular de esa manera el tiro libre. Entre esas infracciones existen algunas tan beniales como pisar la línea, invadir la zona restringida antes de que el balón toque el aro, tardar más de cinco segundos o amagar el lanzamiento. Cualquiera de esos comportamientos hubiera conllevado la invalidación automática y hubiera evitado la subida del tanto al marcador electrónico.

Ricemos el rizo

3) Si lo que se busca es una solución aún más rápida y limpia, existe la posibilidad de que los tiros libres sean lanzados por un jugador erróneo. Si se hace y el árbitro lo advierte (y si no lo advierte, siempre puede ser debidamente informado), la sanción que se aplica es la anulación de los tiros libres efectuados y la pérdida de los que restasen. Existe la creencia de que semejante actuación es sancionable con técnica, pero no es así (sucedió en un derbi de Liga EBA). En este caso, correspondería un saque al equipo oponente.

4) Si lo que se precisa es lo contrario, que anote el equipo rival (como le sucede al Maccabi en las últimas jugadas), existe la posibilidad de cometer una interposición (±tocar balón) o una interferencia (±tocar canasta) en los tiros libres del oponente; eso conllevaría la concesión del punto. Eso sí, si la interposición se produjera durante el último tiro libre, acarrearía además una falta técnica, es decir, un tiro libre adicional y la posesión del balón; una opción nada descartable como medida de último recurso.

5) Lo que no serviría en ningún caso es anotar una lanzamiento en el aro propio. El reglamento establece claramente que no son válidos los tiros anotados de manera intencionada en la canasta de uno mismo. Sin embargo, si en un lance del partido un jugador pierde la orientación y anota involuntariamente en la canasta propia, los tantos sí que subirían al marcador. Sucedió hace exactamente 20 años (un 17 de diciembre de 1995) en la visita del FC Barcelona a la cancha del CB Gran Canaria con Darryl Middleton como protagonista:




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