23 de agosto de 2016

Incomunicadas (1)

El estropicio que Carlos Sainz, el presidente de la FBCyL, ha causado en Grupo A de la Primera División femenina (formada por GAL+AST+CAN+CYL) ha llegado en el momento más inoportuno, justo en pleno proceso de reconstrucción de la categoría. A ello habían contribuido dos hechos: por una parte, la paulatina a la vez que imparable reducción de las plazas vacantes (una sola en 2014-2015 y ninguna en 2015-2016); y por otra, el cambio en el sistema de competición, que había disparado el interés en la zona cabecera de la tabla clasificatoria, con más equipos que nunca en la lucha por el ascenso (del 1º al 5º).

A todos esos elementos, este fin de semana se hubiera añadido uno más: la medalla de plata de la selección española de baloncesto, en lo que constituye el hito más importante en la historia de este deporte, seguida por ¡¡¡1.575.000 espectadores!!! No lo saboreará la Primera División femenina tal y como la conocíamos hasta este momento. En Castilla y León el turno es para una competición regionalizada, que no minimiza los desplazamientos (de por sí irracionales en la comunidad), que reduce la competitividad (y con ello la posibilidad de progresión) y que mata el interés de los medios de comunicación y de los patrocinadores.


Y como en toda batalla, hay víctimas colaterales. Mientras el presidente de la FBCyL se envuelve en la bandera de Castilla y León, los equipos de Galicia, Asturias y Cantabria se tendrán que afanar en recomponer una competición que ha perdido a casi el 50% de sus participantes (han quedado ocho). No deja de ser paradójico que la misma persona que ha encabezado la expedición de la selección femenina durante más de una década haya sido la encargada de firmar el acta de defunción de una categoría nacional; ya se sabe, por el bien común del baloncesto en nuestra comunidad.

No nos sorprende esa costumbre de los dirigentes españoles de anteponer el interés particular al general; lo que sí nos desconcierta, ya en pleno siglo XXI, es la incapacidad para comunicar las decisiones que se toman. Tal es así que, a día de hoy, ni la página web de la FBCyL (en silencio desde el 15 de julio) ni de la Gallega (en la misma situación desde el día 20) han informado de la resolución del conflicto, del sistema de competición, de la lista definitiva de participantes o de los calendarios, más allá de la reseña publicada por la Federación Cántabra, que en esta ocasión no es la organizadora del torneo.

Con todos estos ingredientes, no es difícil de imaginar el estado de indignación de los clubes a uno y otro lado de la Cordillera Cantábrica, al que se une esa sensación extendida (o mejor dicho, constatación) de la discriminación que sufre el deporte femenino en este país. Dicho lo cual, el tiempo de los lamentos (completamente justificados) ha concluido: el #cylexit ya no tiene marcha atrás, así que ha llegado el momento de que las federaciones autonómicas se pongan las pilas y de que los clubes hagan un esfuerzo adicional por revitalizar la categoría; de ello hablaremos en la segunda parte del artículo. Fotografía | FIBA

Sigue en Incomunicadas (parte 2)


MARIO TAMAYO CASTAÑEDA | www.algosemueve.org