17 de enero de 2011

Copas para todos

¿Sería imaginable una fase final de la Copa del Rey con la ausencia del Barcelona, del Joventut, del Real Madrid y del Baskonia por decisión federativa? ¿qué opinarían los aficionados al balonmano de la exclusión del Ademar, del Valladolid, del Barcelona y del Ciudad Real de la Copa ASOBAL? ¿cuántos alicientes perdería la LNFS con la retirada del Interviú Boomerang y de El Pozo Murcia del torneo del KO?

En el mundo del deporte, hay pocas verdades incuestionables; una de ellas es que las competiciones más prestigiosas se construyen con los mejores participantes. La NBA no oculta su predilección por una final del campeonato entre los Lakers y los Celtics; la organización del Abierto de Australia se volvería loca con una final Nadal-Federer; y el mitin de Bruselas mataría por un duelo Tyson Gay-Usain Bolt.

Centrémonos en lo más cercano

Pues bien, resulta que desde la temporada 2007-2008 en nuestra comunidad sucede algo parecido a lo que narrábamos en el primer párrafo: los cuatro mejores equipos de la Primera División masculina han quedado sistemáticamente apartados de la segunda competición en importancia, la Copa Cantabria. Las consecuencias son evidentes: el interés y la consideración del torneo han caído en picado.

La lección que se transmite tampoco parece demasiado pedagógica: los equipos situados en la parte noble de la tabla clasificatoria, aquellos que han mostrado su superioridad en la cancha, son castigados con su ausencia de la Copa; y viceversa. Más aún, sus posibilidades de ganarla se ven incrementadas gracias a la no presencia de los rivales más cualificados. ¿Alguien lo entiende?

Naturalmente, todas estas consideraciones no deben restar legitimidad ni merecimiento a los tres últimos campeones del torneo. Ahora bien, estamos convencidos de que esos mismos equipos hubieran saboreado aún más sus entorchados de mediar la presencia de las cuatro mejores escuadras de la liga regular. Tiene menos mérito subir El Escudo en moto que en bicicleta, de eso no cabe la menor duda.

El yugo del calendario

Y todo esto, ¿por qué sucede? La explicación es bien sencilla: porque las competiciones están al servicio del calendario. En un intento legítimo por extender los partidos oficiales durante los ocho meses de rigor, se recurre a los sistemas de competición más insospechados. El resultado en ocasiones es aberrante: la Copa 2009-2010 se decidió en una liga regular, sin mediar una sola eliminatoria. ¿Qué fue del torneo del KO?

Sería injusto por nuestra parte no reconocer la enorme dificultad que entraña el diseño de los formatos de juego en nuestra comunidad (bastaría con sentarse delante de un folio en blanco para comprobarlo). Ahora bien, eso no debería ser óbice para reconocer que algunos de los actuales no parecen los más convenientes y que los cambios permanentes restan una enome estabilidad y prestigio a los torneos.

Así pues, nos atreveríamos a decir que urge un pacto entre los distintos actores (clubes y responsables federativos fundamentalmente) para realizar un estudio al respecto, poner por escrito los objetivos que deben buscarse y, sólo entonces, diseñar las competiciones con un ánimo de pervivencia, respetando su idiosincrasia. Y naturalmente que haya Copa, y que sea para todos, incluidos los mejores.


Mario Tamayo Castañeda | www.algosemueve.org