Aquel 27 de noviembre de 2010 no fue precisamente un día memorable para la liga, ya que dos horas antes, el filial de una de las canteras más prolíficas de nuestro país (la del CB Gran Canaria) le rindió otro esperpéntico homenaje al baloncesto espectáculo (37-67 frente al CB Cinco). El despropósito alcanzó tales dimensiones que si el equipo visitante no hubiera anotado en toda la segunda parte (17-41 al descanso) se hubiera llevado igualmente el encuentro. Un parcial de 0-28, una máxima de 40 puntos de diferencia (17-57) y un 0/18 en tiros de tres son los escalofriantes guarismos que completan el dibujo de lo sucedido.
Y es que no corren buenos tiempos para los amantes del baloncesto ofensivo (o sea, del baloncesto). Este mismo fin de semana, el Cajasol y el Assignia Manresa igualaban la peor marca de anotación conjunta en la Liga ACB (52-48) y el CB Gran Canaria y el Meridiano Alicante se aproximaban peligrosamente a ella (52-53). Hace apenas ocho meses, el Lagun Aro GBC rebasaba todos los límites habidos y por haber con sus 39 puntos en el Polideportivo Pisuerga (61-39), con un cántabro sobre el parquet (el solariego David Doblas) y un ex-entrenador del Lobos en el banquillo (Pablo Laso).
Y a pesar de todo, nada comparable a la tortura baloncestística a la que sometieron a sus espectadores el CD La Paz y el CD Calasanz en la tercera jornada de Primera de la temporada 2004-2005. El marcador de ese choque (57-24) constituye un record difícilmente rebasable, aunque la cifra alcanzada por el equipo verde fue amenazada unos años después por Sidenor Reinosa en su primera y única participación en la categoría (135-26). La inquietante pregunta que nos surge, después de todos estos ejemplos, es ¿hacia dónde camina el baloncesto?
MARIO TAMAYO CASTAÑEDA | www.algosemueve.org