16 de abril de 2012

Vivos, que no es poco

Apuntes del CD Estela 65-70 Marín Peixegalego

Con el sello de Quino:  el Marín Peixegalego exhibió una de las marcas más características del entrenador gallego: su asfixiante defensa individual. Los santanderinos tenían enormes dificultades incluso para pasar a sus compañeros, sus jugadores interiores sufrían lo indecible para recibir en una posición cómoda y sus exteriores tampoco se encontraban en su día más acertado. El CD Estela tardó más tres minutos en anotar su primera canasta en juego y las permanentes interrupciones ocasionadas por los reincidentes marcadores electrónicos del Palacio tampoco le ayudaron a encontrar el ritmo de partido más adecuado. Sobre el ambiente sobrevoló el fantasma del CB Vic cuando las diferencias se dispararon a los 16 puntos (30-46), pero en esta ocasión el desenlace iba a ser muy distinto.

Siempre que llueve, escampa:  o hasta el rabo, todo es toro; no es la máxima de los tauromáquicos, sino de los inasequibles al desaliento. Los jugadores del CD Estela se agarraron a esta consigna que han defendido como fervorosos creyentes durante todo el curso, y especialmente a raíz de la pérdida de efectivos. Salvo arriesgó manteniendo en cancha con cuatro faltas personales a Adrián Rodríguez y la jugada le servió para alcanzar la máxima diferencia y asegurarse el partido. Eso sí, no para llevarse la eliminatoria, porque la quinta del poste gallego liberó a Álvaro Lombera (14) de su pegajosa marca y el capitalino se puso manos a la obra, o mejor dicho, al compás y a la estilográfica. Los locales empezaron a carburar en ataque con un eficiente Miqui Ortega (14) y un excesivo Mike Rogers (12).


El instinto asesino:  con el rival colgado del alero de un rascacielos, el CB Marín recordó al típico homicida que, antes de ejecutar a su rival, entra en explicaciones de los motivos de su maléfico plan. Y como sucede en el celuloide, el bueno de la película (llamémosle CD Estela) aprovecha los deseos dialécticos de su adversario para agarrarse a su tobillo y remontar la cornisa. En esas estamos: ahora queda por dirimir si, de vuelta a la vida y en el episodio final, los santanderinos muestran la misma compasión que los pontevedreses o si, por el contrario, ejecutan sin piedad a sus contrincantes en esta apasionante serie por el ascenso. Son cinco puntos (65-70), como dice su capitán, dos ataques y una buena defensa, una diferencia que puede enjugarse en apenas un minuto de juego.

Un triunfo en los despachos:  después de una temporada marcada por un monumental despiste administrativo, sería injusto no reconocer el gran esfuerzo que ha realizado el club santanderino para proporcionar de un ambiente de gala a la eliminatoria. El trabajo de la directiva se ha traducido en un notable éxito de público, solo atemperado por la inabarcabilidad del Palacio. Los propios jugadores han reconocido en sus declaraciones post-partido el destacado papel que ha jugado el apoyo de los aficionados, especialmente en plena remontada blanquirroja. La afluencia de seguidores permitió, además, dar lustre al merecido homenaje que se le rindió a Jorge Terán, buque insignia del club, quien abandonará la entidad a final de temporada. Fotografía | Pablo Lanza para el CD Estela


MARIO TAMAYO CASTAÑEDA | www.algosemueve.org