14 de septiembre de 2012

Si es complejo, es FIBA

Como todo el mundo sabe, a partir de esta temporada entran en funcionamiento las nuevas normas aprobadas por la FIBA. Una de las más comentadas ha sido, sin duda, el alejamiento de la línea de tres, que pasa de los clásicos 6'25 a los 6'75 metros. En general, en el gremio de entrenadores existe el convencimiento de que el cambio de distancia permitirá generar más espacios, al mismo tiempo que los tiradores no se resentirán en sus porcentajes.

No faltan tampoco las voces críticas que apuntan en el sentido contrario: las defensas se cerrarán más porque los lanzadores exteriores representarán una amenaza menor. En este sentido, son muchos los técnicos que apuestan por una medida distinta (o complementaria): aumentar las dimensiones del campo. En la actualidad, las canchas de baloncesto FIBA miden 28 metros de largo por 15 de ancho (prácticamente lo mismo que en la NBA).

Una de las consecuencias más notables es la pérdida de espacio en los tiros desde la esquina. Con el cambio de distancia, los triplistas han perdido en torno al 25% de la porción que tenían (la línea se encuentra ahora a 6'60 metros del centro del aro). A buen seguro, la modificación conllevará un aumento de las infracciones de fuera de banda, aunque dada la mecánica arbitral es probable que pasen inadvertidas algunas de ellas.

El veinticuatro-catorce

La segunda modificación hace referencia al tiempo de posesión. Desde el punto de vista reglamentario, resulta una auténtica lástima que se toque una regla redonda, seguramente la única que existía (anda que no ha costado); sin embargo, la medida servirá para aumentar el número de posesiones en un partido, lo que se traducirá en una sensación generalizada de mayor dinamismo en el juego. Naturalmente, la percepción es subjetiva.


La nueva regla posee un defecto imperdonable: que en la pista trasera se aplica una norma (la misma que existía hasta ahora, tal cual) y en la pista delantera otra significativamente distinta. Esta consiste en lo siguiente: entre los 24 y 14 segundos de posesión, si hay una falta personal o una violación del equipo que defiende, la cuenta se detiene (no vuelve a 24); por contra, si ese misma acción se produce a partir de los 13 segundos, sube a 14.

En los rebotes ofensivos y en los saques correspondientes a una falta técnica, antideportiva y descalificante, la cuenta siempre se reinicia en 24 segundos. Sin embargo, en los dos últimos minutos, se produce una excepción muy importante: si un jugador defensor comete una falta (sin bonus) o una violación en pista trasera y el entrenador del equipo atacante solicita un tiempo muerto, se aplica la norma de la pista delantera, que es desde donde se saca.

Una casuística novedosa

Imaginemos que quedan 28 segundos de partido y que saca de línea de fondo el equipo que gana 79-80. El conjunto que defiende (con tres faltas de equipo) comete falta en pista trasera a los siete segundos de posesión (y 21 de partido). En ese caso, el entrenador deberá elegir bien entre una de estas dos opciones: sacar a continuación desde la pista defensiva con los 21 de partido o pedir un tiempo y sacar en pista de ataque con 17 (y 4 de desfase).

La tercera norma en cuestión es el semicírculo de no-carga (curioso nombre que consiste en definir una cosa por lo que no es y no por lo que es). Básicamente se trata de una porción del campo en la que no se aplican las faltas personales de ataque por anticipación del defensor (lo que podríamos denominar una medida anti-Garbajosas). En la práctica real, la norma favorece a los penetradores kamikaces y no premia las buenas posiciones defensivas.

Pero atentos a la sucesión de matices: la regla solo se aplica si el penetrador provoca el contacto en el aire (tire o pase) y con el defensor completamente dentro del semicírculo. Por contra, no se aplica si el defensor pisa la línea o se encuentra por detrás del tablero, tampoco si el que proviene de detrás del tablero es el atacante, ni cuando éste emplea los brazos o las piernas ilegalmente, ni en un rebote, ni... Imagen | Logotipo FIBA


MARIO TAMAYO CASTAÑEDA | www.algosemueve.org