17 de noviembre de 2014

Sesión de Masa-je

Apuntes del Pas Piélagos 70-64 Centro Mikeldi

¡A metamorfosearse!  Este domingo ha quedado patente en el Fernando Expósito cómo un único jugador puede cambiar la cara a todo un equipo con su sola presencia en la pista. En esta ocasión, el autor de la transformación ha sido un tal Paco Masa. Apenas 17 minutos le han bastado al MVP de la Primera División para acabar con el desnortamiento del equipo pielaguista en el primer periodo. Su entrada en la cancha coincidió con la máxima diferencia del cuadro bilbaíno (19-31); apenas unos instantes después, el entrenador visitante se veía obligado a detener el encuentro (25-31); al filo del descanso, el efecto contagio provocado por el jugador torrelaveguense había volatilizado toda la desventaja (36-38; por cierto, magistral asistencia del 10 desde el poste bajo con bote por la espalda y por la línea de fondo).


El susto de siempre:  Los últimos encuentros de la escuadra pasista parecían haber desterrado de manera definitiva esa nociva costumbre que consiste en dar alas al equipo contrario inicialmente; pues parece que no. Consciente o no de esa deficiencia, el cuadro vizcaíno aprovechó el arranque para poner de manifiesto los terribles problemas defensivos que aquejan a la escuadra local en determinados momentos del encuentro. El problema no está aquí (campo delantero), está allí (campo trasero), aseguraba con vehemencia el técnico pasista. Los vascos ni siquiera precisaron la participación ofensiva de su mejor hombre (Jon Oyanguren, tres tiros a canasta) para causar una vez más el pánico entre los aficionados locales, aunque sí la de su número dos, Dani Lorenzo, que anotó 19 puntos y recibió nueve faltas en 24 minutos.

Merkamuebleando:  Con cinco ex-miembros del club amarillo en sus filas, resulta inevitable que el Pas Piélagos adquiera algunos de sus defectos y de sus virtudes. Entre estas últimas, hay que destacar una indudable: cuando se ponen, se ponen. Y lo cierto es que, imbuidos por la onda expansiva de Paco Masa, los pielaguistas cuajaron lo mejores minutos defensivos del curso (49-40). No lo aprovecharon para romper el partido, así que sacaron a relucir otro de sus clásicos mandamientos: cualquier ventaja, por mínima que sea, bien administrada, es siempre suficiente. Y al contrario de lo que sucediera en la última comparecencia en casa frente al UVA, esta vez sí lo fue. Con dos victorias en el bolsillo, las cosas se ven muy distintas, pero los aficionados locales siguen esperando más de este equipo. Fotografía | David Cuesta


MARIO TAMAYO CASTAÑEDA | www.algosemueve.org