Comienzo errático: En los albores del choque, las dudas de que la victoria pudiera caer del lado local invadieron al público que se dio cita en el Vicente Trueba. Un principio dubitativo y adormilado del plantel torrelaveguense (¿demasiado tempranas las 11:30 dominicales para la práctica baloncestística?) dejaba en manos del Aloña Mendi el dominio del encuentro. Tal augurio fue cortado de forma precisa, tras recibir un parcial de 0-9 en contra, con un tiempo muerto solicitado por el técnico local. Y a partir de ahí todo cambió: sus discípulos se aliaron para enmendar errores y brindar a su afición la primera y gloriosa victoria en la categoría.
Dominio del rebote: La batalla bajo los aros fue una verdadera masacre para los vascos. Encabezados por el potencial reboteador de un descomunal Raúl Respuela (19 rechaces en este partido), los muebleros dominaron a su antojo las inmediaciones de la canasta (45 rebotes locales por 25 de los visitantes). Las ansias de victoria de los torrelaveguenses quedaron reflejadas en cada balón que quedaba sin dueño en el partido; un hambre que el dinero no puede comprar (¿está acabando el profesionalismo por corromper el espíritu de lucha del que sí hace gala este equipo amateur?).
A correr se ha dicho: Como empujados por los fuertes vientos que azotaron el comienzo del día en la capital del Besaya, los muebleros desplegaron un juego atractivo y veloz, a la par que efectivo. Las canastas fáciles ayudaron en gran medida a cimentar y mantener el dominio en el electrónico. Y cuando los visitantes optaron por una variante táctica defensiva (zona 1-3-1), los contraataques de los amarillos evitaron tener que hacer frente a tal obstáculo. Tras un primer cuarto que resultó de incubación, la fiebre amarilla hizo estragos en sus rivales con una contra mortífera. Fotografía | CD La Paz
IVÁN PELÁEZ HERREROS | Entrenador de baloncesto
