1 de diciembre de 2011

El hombre en la sombra

El debut de un árbitro cántabro en la Liga LEB Oro es un acontecimiento que engrandece el deporte de la canasta en esta región. Raúl Alonso ha alcanzado una meta que tendrá al tiempo como juez único de su descomunal entidad. Es la recompensa a la dedicación plena desde la sencillez y una sobriedad exquisita, encarnada en los valores del colegiado modelo, espejo y mentor para las futuras generaciones que disfruten con un silbato colgado del cuello.

Bernie Fryer, director de arbitraje de la NBA, escribió que el árbitro debía ser un deportista en la sombra, lejos de unos focos que deben alumbrar a los verdaderos protagonistas, los jugadores. Bajo esta premisa, la carrera deportiva de Raúl es brillante desde el anonimato, sin excesos ni rencillas, nunca hasta ahora ha aparecido un solo párrafo sobre sus logros. Ese segundo plano acrecienta su figura. Incluso dentro de este mundillo pasa desapercibido, a pesar de arbitrar más finales autonómicas que a las que su propio recuerdo alcanza (sin duda, el mejor elogio para cualquier árbitro).

Él ha llevado el nombre de Cantabria por todos los campos de este país como representante de una generación arbitral irrepetible, que aterrizaba a mediados de los noventa en las pistas cántabras, dando esplendor a esta ardua labor. Así que deben sentirse co-partícipes de este éxito nombres tan ilustres como los de Óscar Ruiz, Jairo Fernández, José Manuel Val, Alberto Negrete, Noelia Pernía, Javi Martínez, Quique Hernández, José Manuel Gómez (Pato)… y especialmente él, su hermano Jorge y su esposa Gabi (como ex-oficial de mesa), compañeros de viaje en los albores de este camino.


La dificultad para arbitrar encuentros de la élite nacional proviniendo de un comité tan pequeño y poco influyente como el cántabro es difícilmente comprensible fuera del propio ambiente arbitral. Se puede afirmar, por ejemplo, que esta región ha dado a lo largo de su historia clubes, jugadores y entrenadores ACB, pero hablar de colegiados del máximo nivel es una quimera infranqueable. Así todo, el santanderino, pionero en estas hazañas, ya ha alcanzado cotas hercúleas al dirigir grandes citas, impensables para este colectivo, como una final copera de LEB Plata (2009), un apasionante Rivas Ecópolis-Perfumería Avenida (2011) o el propio debut en LEB Oro entre el Ford Burgos (4º) y el UB La Palma (3º).

Tras este triunfo, continuará con su vida como si el pasado viernes no hubiera sucedido nada especial, reemprenderá sus labores bancarias y con igual ilusión afrontará el siguiente reto en una cancha, sin escatimar esfuerzos, sin importarle la categoría o su repercusión, con la credibilidad que le ha acompañado durante todo su periplo y el mimetismo del magistrado insobornable que busca indómitamente el acierto en su veredicto. Pitido tras pitido, proseguirá su historia, disfrutando de cada partido desde la sombra.

Sé que estas líneas no le gustarán en exceso, pero no están dedicadas a un árbitro, sino a un compañero, con el que he vivido mil batallitas dentro un campo y otras cuantas inenarrables fuera del mismo. Espero encontrármele en un vestuario próximamente para discutir sobre  fútbol americano (su vicio confesable) y reprocharle entre risas, que le veo más por la tele, arbitrando, que a mi lado. Fotografía | Solobasket


JOSÉ ÁNGEL DURÁN AGUIRRE | www.algosemueve.org