Pero he aquí que la realidad es testaruda y no se somete a los designios propagandísticos de la FEB. A lo largo de las últimas semanas, a la serie de catastróficas desdichas sucedidas en verano se han sumado dos anuncios de gran calado: la desaparición de las subvenciones a los campeonatos de España y la reducción de la financiación al Mundobasket de 2014. De ninguna de ellas ha habido reseña en la web federativa, más que una mención twittera de @jlsaezr: Son tiempos difíciles pero lucharemos por cumplir el reto.
El resultado es un diabólico divorcio entre el relato y los hechos (o dicho de otra forma, la realidad va por un lado y lo que se cuenta por el otro). Este discurso no es casual: se dice lo que se quiere decir y se oculta lo que se desea ocultar. Se llama política de comunicación y es la consecuencia de un discurso perfectamente elaborado y estructurado. Y es por ello por lo que resulta más sorprendente: la FEB vive completamente al margen de la realidad y eso se traduce en una pérdida irreparable de su credibilidad (gravísimo error).
Las malas noticias se encuentran a la orden del día. En algunos casos surgen por motivos internos y en otros casos como consecuencia de elementos externos. Tanto en unos casos como en los otros, lo importante es la capacidad de reacción. La primera premisa básica es que los problemas no se disuelven con el paso del tiempo, se resuelven; la segunda es que cuanto antes se afronten (también desde el punto de vista de la comunicación), mejor. Repasemos un par de casos que se han producido recientemente.
Sin salir de casa
El pasado 10 de septiembre el CB Atapuerca anunció el fichaje de Alberto Miguel, jugador que se había comprometido con el Pas Piélagos. El club renedano reacciona de inmediato y emite un comunicado de prensa a través de su página web en el que aclara los motivos de su marcha. La respuesta es acertada por partida triple: es inmediata (no se posterga), es meridiana (no cabe lugar a la duda) y es coincidente (las dos partes expresan la misma versión). La sensación de transparencia aumenta con la publicación del contrato.
La pasada temporada fue el CD Estela el que sufrió su particular crisis institucional. Sus problemas económicos eran la comidilla del mundillo baloncestístico, hasta que en enero de 2012 anuncia, en una concisa nota, la adopción de las medidas necesarias para garantizar la continuidad y supervivencia del club. El comunicado le permitió a la entidad acabar con la rumorología (no se volvió a hablar de ello) y recuperar la iniciativa en el debate público. Comprometerse a la reparación del error, un acierto de manual.
MARIO TAMAYO CASTAÑEDA | www.algosemueve.org