Última jugada del encuentro. El conjunto local pierde por un punto de diferencia (79-80), aunque dispone de la última posesión. Los segundos corren a velocidad de vértigo y el tiempo se acaba. El balón llega finalmente a las manos de Ricardo González que, a cuatro metros del aro, no se lo piensa, lanza y, tras unas interminables décimas de segundo con el balón en el aire, ¡¡¡anota!!! (81-80). Apoteósico, ver para creer. El FC Barcelona caía por la mínima en el Vicente Trueba ante la histeria colectiva de los aficionados locales. No fue el único campeón de la Liga ACB que hincaría las rodillas, ya que dos años más tarde lo haría también el Real Madrid (71-68) y uno después el Saski Baskonia, subcampeón de la Euroliga (76-72).
Imagen | El Diario Montañés
