2 de febrero de 2015

Se expande la preocupación

Apuntes del La Gallofa Cantbasket 77-78 Centro Mikeldi

Carentes de toda chispa:  Si por algo había destacado el conjunto santanderino en su espectacular arranque de temporada era por el frenético ritmo de partido al que sometía a sus rivales. Unas semanas después, parece que su principal virtud se ha convertido en su carencia más relevante. El pecado adquiere la consideración de capital cuando el oponente se regocija en la cámara lenta. Entonces la diferencia de calidad se diluye, el pequeño se crece y le gana finalmente la batalla de los nervios a su contrincante. La derrota no ha podido ser más dolorosa dada la retahíla de circunstancias que la han rodeado: una racha negativa que no tiene fin, un rival de escasa calidad que se presenta sin su mejor hombre (Jon Oyanguren) y una resolución más cruel que un interrogatorio de Jack Bauer (24); la misma película que el TAKE Tolosa en Santander y el Askartza Claret en Renedo.

Ni contigo ni sin ti...  La semana pasada le echamos de menos en Valladolid; este domingo no ha sido el día más afortunado de Pablo Sánchez. Los lectores de estadísticas (muy habituales en la prensa nacional) quedarán sin duda impresionados por sus 24 puntos, 16 rebotes y 9 faltas recibidas; y no le harán ningún favor. Lo que se espera de un jugador de su categoría es una lectura de partido y una toma de decisiones mucho más ponderada. Nadie en su sano juicio cuestionará que absorva un alto porcentaje de los tiros de campo de su equipo, ni que asuma la responsabilidad en los momentos cumbres del partido. Lo que sí se discute es que el juego colectivo quede reducido a sus precipitados lanzamientos de tres y a sus forzados unos contra uno. Los morados necesitan una versión más generosa, que involucre mucho más a sus compañeros. Tiene talla baloncestística de sobra para eso.


Un final dantesco:  Volaba la victoria con todo merecemiento hacia la capital vizcaína gracias a la oportuna aparición de Dani Lorenzo (25) en el tramo final. Dio la réplica Miguel Ángel Blanco (25) con otra más de sus memorables actuaciones en la Liga EBA. Suya fue la responsabilidad de igualar el partido con dos tiros libres a segundo y medio para la bocina. El bilbaíno anotó el primero (77-78); antes de tirar el segundo, el entrenador visitante reclamó la presencia del árbitro principal para secar una presunta e intrascendente humedad en las proximidades de su banquillo; el colegiado picó como un pardillo y la táctica dilatoria exasperó al jugador morado; falló el segundo, pero se hizo con su propio rebote, se elevó por encima de todos y, en una de sus clásicas suspensiones, no acertó con el aro. Fue injusto en lo personal, aunque no en lo colectivo. Fotografía | Pablo Lanza para la AD Cantbasket


MARIO TAMAYO CASTAÑEDA | www.algosemueve.org